¿De qué depende nuestro interés en el trabajo que realizamos?

Dan Ariely, Catedrático de Psicología y Conductas Económicas de la Duke University, realizó unos interesantes experimentos, con grupos distintos de personas.

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Dichos estudios son utilizados hoy en día en escuelas de negocios de todo el mundo para explicar la evolución del comportamiento humano en el trabajo.

El primero consistía en pedir a dos grupos de voluntarios que construyeran figuras con LEGO por dos euros cada una:

– A los del primero, una vez terminaban la figura, se las guardaban e invitaban a construir otra pero por 20 céntimos menos. Y así sucesivamente hasta que decían basta, posiblemente por que ya no les compensara o por mero aburrimiento.

– Con los del segundo aplicó la condición de Sísifo.

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(En la mitología griega, Sísifo era un rey que fue castigado por los Dioses del Olimpo a subir una piedra muy pesada hasta la cima de una montaña pero justo cuando estaba a punto de llegar, la hacían caer otra vez para que volviera a empezar, originando así un bucle eterno y con ello, la pérdida del fin, del objetivo)

De este modo, los organizadores seguían ofreciendo dos euros y a continuación 1.8, 1.6, 1.4… Pero desmontaban delante del participante las figuras recién acabadas.

El primer grupo terminó muchas más.

En un segundo experimento, dio a los participantes hojas con letras mezcladas sin sentido y les pidió que encontraran parejas de letras iguales.

Hizo, esta vez, tres grupos:

  • En el que los participantes ponían su nombre en cada papel y cuando terminaban, un organizador echaba un vistazo a la hoja, asentía y la colocaba en un montón.
  • En el que los participantes no podía poner su nombre en las hojas y el organizador apilaba los papeles directamente sin mirarlos.
  • En donde el organizador tiraba las hojas a una trituradora directamente y delante del participante.

El primer grupo, otra vez, repitió el ejercicio muchas más veces que los otros.

Y es que de forma empírica o práctica que se ignore nuestra labor, sobre todo si es buena, o que carezcamos de objetivos contribuye y mucho a acabar con el interés por lo que hacemos.

Ariely lanza una idea clara:

Generalmente se cree que la motivación solo está vinculada a la paga y el horario, cuando lo cierto es que hay otros factores igual de importantes, como: sentido, creación, retos, pertenencia, identidad, orgullo, etc.

En un entorno cada vez más competitivo, la sostenibilidad de las empresas se haya íntimamente ligada a generar grupos de personas motivadas con lo que hacen.

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